El rastro de los
hijos migrantes
La migración forzada venezolana esconde un duro golpe a una de las poblaciones más vulnerables: los niños, niñas y adolescentes. La mayoría huye hacia Colombia, sin papeles, lo que aumenta el riesgo de ser excluidos, vejados, explotados o reclutados por grupos armados. Esta cobertura periodística pone un resaltador en las huellas que dejan esos chicos errantes en su tránsito por suelo colombiano. Un recorrido por Arauca, Norte de Santander, Bogotá y Caracas que visibiliza la cruda realidad de los hijos de la diáspora
Más de 5 millones de venezolanos han migrado de su país. Es una de las mayores crisis de desplazamiento humano en el mundo, según la Acnur, la agencia para refugiados y desplazados de la ONU. A Colombia han llegado casi 2 millones y más de la mitad está en situación irregular, indocumentados. Entre ellos, más de 258.000 niños, niñas y adolescentes permanecen en un limbo producto de la burocracia, la corrupción, la indolencia institucional y la desinformación en ambos países. El impacto del éxodo ha sido descomunal: hay 2,1 millones de menores de edad afectados por la migración si se suma el total de chicos que ha migrado más los dejados atrás en Venezuela.
Historias
Arauca, ribera al acecho
Más de 30 familias venezolanas viven en la orilla del río Arauca, afluente que comparte casi 300 kilómetros de frontera entre Colombia y Venezuela. Allí, a su alrededor, niños y jóvenes indocumentados sobreviven al acecho de la explotación sexual y del reclutamiento de los grupos armados
Nómadas y sin papeles
El Norte de Santander es el segundo Departamento en Colombia con mayor número de venezolanos migrantes. Cientos de familias y menores de edad, en su mayoría indocumentados, deambulan como errantes en las cercanías de los pasos fronterizos que sirven de tránsito hacia otras ciudades colombianas o hacia otros destinos del continente. Muchos de ellos fueron desalojados cuando inició la cuarentena por coronavirus, pero otros aún se exponen a los riesgos de vivir sin papeles en territorio extranjero
El limbo de una familia rota
Más de un millón de niños, niñas y adolescentes han sido dejados atrás en Venezuela luego de que sus padres migraran hacia otros países. Sufren de doble vulnerabilidad: por ser menores de edad y por ser migrantes potenciales. Este es el retrato de una de esas tantas familias fracturadas: mamá y papá se fueron indocumentados a Bogotá, Colombia, y sus cuatro hijos pequeños quedaron —también sin papeles— con los abuelos en un barrio de Caracas
Errantes en contexto
Forzados a traspasar fronteras y dejar sus hogares, miles de niños y adolescentes han sido desplazados por la crisis de Venezuela. En esta investigación se revelan hallazgos y datos que visibilizan la situación de vulnerabilidad de los pequeños migrantes venezolanos en Colombia, donde ya suman más de 450.000
Guías
Créditos
Una alianza entre Historias que laten (Venezuela), El Pitazo (Venezuela) y La Liga Contra El Silencio (Colombia)
Editoras:
Ginna Morelo y Liza López
Coordinación general:
Liza López
Equipo de reporteros en Colombia y Venezuela:
María Fernanda Rodríguez
Rafael Sulbarán
Liza López
Investigación y análisis de datos:
Jonathan Gutiérrez
Apoyo editorial (El Pitazo):
Grisha Vera
Asistencia de investigación:
Arantxa López
Daniel Benítez
Camilo Acosta
Corrección de estilo:
Ysabel Viloria
Fotógrafos:
Lucas Molet (Norte de Santander)
Cindy Catoni (Arauca)
Cristian Hernández (Caracas)
Este trabajo se realizó gracias a la beca para Proyectos de Investigación Transnacional otorgada por Instituto Prensa y Sociedad (IPYS) y Open Society Foundations en noviembre de 2019.